“Arthur Rubinstein (uno de los mayores pianistas del siglo XX) fue abordado en cierta ocasión por una fervorosa admiradora, que le preguntó: ¿Cómo puede tocar las notas con tanta maestría? Él respondió: Toco las notas igual que los otros, pero las pausas… ¡ah! Allí es dónde está el arte”.
Hoy me inspiro en la respuesta de nuestro pianista que me hace pensar y descubrir la importancia de las pausas en la partitura de la vida.
Quiero hacer una pausa en los momentos de dificultad, de preocupación, de dolor… asumirlos, aceptarlos y seguir escribiendo las notas para cantarle al universo.
Una pausa en la ausencia y lejanía del amigo, si es que algún día lo fue, y caminar sin miedo por la vida, que me llevará a entenderlo en cualquier instante de la melodía.
Una pausa en aquello que no comprendo, que me supera… Respirar. Parar. Dejar que aflore el sufrimiento para continuar entonando y soñando al unísono con el universo.
Una pausa en la pérdida de las personas queridas. Un instante de silencio que me haga unirme a ellas con la melodía del interior y seguir con su presencia esta gran aventura de vivir.
Una pausa que me ayude a saborear el instante que cada momento me regala y tocar inundada de detalles que me llenan, dándome fuerzas para el camino.
Una pausa que puede ser un instante en que la perfección alcance su límite y las notas lleguen a su plenitud. Un descanso del alma que ayuda al intérprete a saborear su propia creación.
¡!!! Quiero hacer las pausas que necesita mi existencia para continuar creando y saboreando la música de la vida!!!!