Me gustaría pintar con mi vida todo lo que me
rodea. Teñir de colores vivos e intensos los huecos grises que aparecen en el
camino y que no dejan sitio a la alegría.
Quisiera matizar con suavidad el alma de este mundo y transformarlo en
un arcoíris donde la libertad y el
sosiego se den la mano y se abracen de extremo a extremo de la tierra.
Quisiera
pintar de azul esta vida. Azul como el
mar que ven mis ojos cada mañana, mezcla de tonalidades que confluyen en una
manta inmensa y armónica, que al recibir los rayos del sol y al contemplarlas, quedas en un estado de
embriaguez y serenidad.
Quisiera pintar el alma… Alma,
corazón rojo que apasiona, que desenamora y enamora, que llena el aire de sentimientos poderosos y cálidos que
atrapan mi existencia y que sellan mi vida llenándola de calor y color.
Quisiera pintar el aire que
respiro con el color de la belleza y de
la armonía, con la suavidad que merece
tu presencia, con el brillo que recibo de tus ojos
y que sin saberlo, me dan fuerza y energía.
Quisiera saber mezclar en la
paleta de los días, los colores
adecuados para vivir en plenitud mi existencia. Utilizar tonos con matices
diferentes, con mezcla de verdes, amarillos y azules, de ocres y morados…
buscando la belleza completa.
Quisiera tener el arte de dar ese toque de
color que hace que la obra sea perfecta, esa pincelada marcada con cada
instante que vivo, capturar los momentos que dan sentido a nuestra existencia y
plasmarlos en colores y formas variadas y diferentes.
Quisiera pintar con mi vida todo
lo que me rodea y mirar, admirar, contemplar y descubrir la
plenitud de lo que me envuelve, la plenitud
de mi vida.
¡Gracias VIDA por pintar cada día de color mi existencia!